Por Qué Duelen Los Huesos: Causas de Este Dolor y Sensibilidad

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Por qué duelen los huesos, causas de este dolor y sensibilidad ósea son temas importantes a tener en cuenta debido a que detrás de ese dolor puede ocultarnos un padecimiento grave.

Además, son necesarias mayores precisiones sobre el dolor en los huesos, ya que suele malinterpretarse y confundirse con dolores que afectan a tejidos distintos al hueso.

Dolor o sensibilidad en los huesos

Contenidos

Es una dolencia u otra molestia que se manifiesta en uno o más huesos.

Consideraciones generales

Las dolencias de huesos son menos comunes que el dolor en articulaciones y el dolor en los músculos.

La fuente de un dolor óseo puede estar bien definida, como por ejemplo a consecuencia de una fractura después de un accidente.

Pero también existen otras causas, como el cáncer que se disemina (hace metástasis) al hueso y que pueden ser menos obvias.

Los dolores de hueso son habitualmente profundos, penetrantes o sordos.

Por lo general, el dolor óseo es el resultado de un traumatismo.

Otras causas menos frecuentes son la infección ósea (osteomielitis), los trastornos endocrinológicos y los tumores.

Influencia de la edad

En las personas de mediana edad o mayores suelen ser comunes el dolor, la sensibilidad o las molestias en los huesos, constituyendo problemas frecuentes.

En la medida en que vamos envejeciendo, nuestro cuerpo experimenta muchos cambios.

Por regla general, el tamaño de los músculos y la densidad de los huesos se van reduciendo a medida que las personas se vuelven menos activas.

Por esta razón es que se tornan más propensas a padecer lesiones y fracturas de huesos debido el uso excesivo.

Si se realizan ejercicios de bajo impacto en forma frecuente se puede reducir las posibilidades de que ocurran fracturas o lesiones por esfuerzo.

Aunque muchas veces el dolor en los huesos se debe, generalmente, a una disminución de la densidad ósea o una lesión en los huesos, también puede ser un signo de una afección médica subyacente de diversa gravedad.

Puede aparecer sensibilidad o dolor en los huesos como consecuencia de alguna infección, una interrupción en el riego sanguíneo o hasta cáncer.

Si ocurriesen estas afecciones no hay tiempo que perder porque requieren atención médica inmediata.

Si estamos padeciendo dolor en los huesos y desconocemos los motivos, no lo debemos ignorar.

En una situación así, cuanto antes deberíamos programar una consulta con el médico para esclarecer las causas.

Causas del dolor de huesos

El dolor óseo puede presentarse como consecuencia de una amplia variedad de afecciones, entre ellas:

  • Una fractura de hueso (quebradura.)
  • Lesiones por movimientos repetitivos o uso excesivo.
  • Insuficiencia hormonal (generalmente debido a la menopausia.)
  • Infección.
  • Cáncer de huesos.
  • Cáncer metastásico (cáncer que se diseminó desde el punto de origen.)
  • Leucemia (cáncer de los glóbulos sanguíneos.)
  • Interrupción en el riego sanguíneo (por ejemplo, en el caso de anemia de células falciformes.)
  • La osteoporosis.

Siendo la osteoporosis una afección que hace que la masa ósea se reduzca por debajo de los valores normales, la edad, los cambios hormonales y la falta de actividad física son factores que contribuyen a la disminución de la densidad ósea.

Esto puede aumentar las probabilidades de sufrir fracturas y dolor de huesos.

Si tenemos dolor en los huesos y desconocemos las causas o si anteriormente nos hubiésemos sometido a un tratamiento contra el cáncer, deberíamos comunicarnos con el médico lo más pronto posible.

Diagnóstico del dolor de huesos

Además de nuestros antecedentes médicos completos, que incluye las afecciones diagnosticadas anteriormente, el médico querrá conocer los detalles específicos del dolor que estemos sintiendo en los huesos, como los siguientes:

  • El lugar donde se origina el dolor.
  • Cuándo comenzó a sentirse el dolor.
  • El grado de dolor y si se hace o no más intenso.
  • Si el dolor cambia según las actividades que realicemos.
  • Otros síntomas que puedan estar presentes.

Según los detalles específicos del dolor, así como también los resultados de una exploración física completa, tal vez se nos indique realizar estudios adicionales, como los siguientes:

  • Radiografías del hueso en el que se localiza el dolor (para poder identificar fracturas y anomalías.)
  • Pruebas de diagnóstico por imágenes, incluidas una tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM) o gammagrafía ósea del área afectada o del cuerpo entero (para identificar tumores u otras anomalías.)
  • Análisis de sangre.
  • Análisis de orina.
  • Análisis para medir los niveles hormonales.
  • Estudios sobre el funcionamiento de la hipófisis y las glándulas suprarrenales.

Tratamiento

El tratamiento varía según el diagnóstico; de todas maneras, deben tratarse todos los tipos de fracturas.

Si padecemos afecciones subyacentes, como osteoporosis o cáncer, deberemos recurrir a un plan de tratamiento a largo plazo específico para dicho diagnóstico.

1 Medicamentos

Entre los medicamentos recetados, pueden incluirse los siguientes:

  • Medicamentos para aliviar la inflamación.
  • Antibióticos, en caso de que tengamos una infección.
  • Hormonas, en caso de que estemos presentando un desequilibrio hormonal.
  • Analgésicos.

2 Otras terapias

Los pacientes con cáncer podrán recurrir a terapias complementarias, como acupuntura, masajes y técnicas de relajación.

La fisioterapia o la actividad física frecuente serán de ayuda para sentirnos mejor y para aumentar la fuerza y resistencia, además de incrementar la masa ósea.

3 Actividad física

En la siguiente lista, se sugieren ejercicios que pueden ayudar a aliviar el dolor en los huesos causado por factores específicos:

Dolor en la zona lumbar:

La elongación o estiramientos, la caminata, la natación, el ciclismo y el entrenamiento de fuerza moderado pueden ayudar a reducir el dolor de la zona lumbar.

Osteoporosis:

Como consecuencia de la osteoporosis, los huesos pierden densidad y se vuelven frágiles y quebradizos, por lo que aumentan las posibilidades de padecer fracturas de huesos.

El hecho de hacer actividad física varias veces a la semana permite desarrollar la fuerza.

Además, se recomiendan actividades como caminar, caminar sobre una cinta, subir escaleras, bailar, nadar y andar en bicicleta.

El entrenamiento con pesas livianas también es una buena forma de desarrollar la fuerza.

Osteoartritis:

Si tenemos artritis, tal vez nos parezca que lo mejor es no hacer actividad física, pero ésta no es una buena elección.

La actividad física ayuda a mantener la flexibilidad de las articulaciones y, a largo plazo, puede reducir el dolor.

Por ejemplo, podríamos seguir un plan de actividad física equilibrado que incluya elongación, caminata, natación y ciclismo.

Evitemos las actividades mediante las cuales se ejerce presión sobre las articulaciones, como correr, practicar deportes competitivos y hacer ejercicios aeróbicos.

Reemplazo de articulación:

Si nos hemos sometido a una intervención de reemplazo total de la articulación, evitemos ejercer demasiada presión sobre dicha articulación.

La natación y el ciclismo son dos buenas opciones en este caso.

Antes de comenzar el plan de actividad física para reducir el dolor en los huesos, es necesario que consultemos con el médico.

Los ejercicios de alto impacto podrían agravar ciertas afecciones.

Concluyendo

Hemos abordado conceptos y aspectos generales relacionados con el dolor de huesos.

Hay que hacer hincapié en que es necesario diferenciar entre el dolor de huesos, que es menos frecuente, y los dolores de tejidos adyacentes, que son más frecuentes.

Existen diversas medidas destinadas al alivio de los dolores de huesos y tejidos conexos.

Sea cual fuere la sintomatología que presentemos, es necesario consultar con el médico para descartar situaciones más graves.

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