¿La Sal Es Mala Para Los Huesos?

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Preguntarse si la sal es mala para los huesos es válido, ya que se le atribuyen tantos otros perjuicios al consumo excesivo de sal.

Los huesos en el cuerpo humano

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Los seres humanos solemos sufrir la pérdida de densidad ósea durante la mayor parte de la vida.

El sistema esquelético humano se compone de diferentes elementos, como los cartílagos, los tendones y los ligamentos.

Pero, sin lugar a dudas, el gran protagonista son los huesos.

El esqueleto de un adulto consta de 206 huesos.

En el caso de los más pequeños, la cifra es ligeramente mayor porque algunos de ellos, incluidos los del cráneo, se fusionan a medida que crecen.

Importancia de los huesos

Aparte de proporcionar soporte para el cuerpo, los huesos desempeñan diversas otras funciones biológicas importantes.

Entre ellas está la de proteger los órganos internos de daños.

También la de almacenar nutrientes esenciales.

Frente a este panorama, podemos imaginar con facilidad la importancia de mantener una buena salud en los huesos.

Una forma de lograrlo es limitando el consumo de determinados alimentos que pueden ejercer una muy mala influencia.

Ciertos alimentos como la sal, las bebidas alcohólicas o la carne roja pueden acelerar este proceso.

¿Realmente la sal es mala para los huesos?

Es verdad que una pizca de sal siempre es una buena manera de realzar el sabor de los alimentos.

También lo es que el sodio cumple un papel muy importante en nuestro organismo.

Pero en exceso puede conducir a una mayor excreción de calcio en los riñones, algo que no es una buena señal.

Se han hecho estudios que demuestran que aquellos individuos que consumen más sal tienen menor densidad ósea que aquellos que consumen poca o ninguna sal.

Entonces, adaptarse a los límites que se consideran saludables, como los 5 gramos que aconseja la OMS, es la opción más acertada.

La sal es necesaria para el organismo

La sal es un compuesto de cloruro en un 60% y de sodio en un 40%.

A la sal no la necesitamos sólo para acentuar el sabor de los alimentos.

Es imprescindible para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.

El lado oscuro de la sal

A pesar de ser necesaria, durante las últimas décadas se ha considerado uno de los demonios de la nutrición.

Tanto así que casi había que desterrarla de nuestras cocinas por sus efectos negativos en la salud.

Entre tales efectos negativos están la hipertensión y sus consecuencias sobre el sistema cardiovascular.

Los científicos siguen realizando investigaciones.

Y han descubierto que la relación no es tan directa como se creía.

A la vez que depende de otros muchos factores.

Entre ellos la capacidad del riñón para excretar o conservar el sodio como regulador de la presión arterial.

En cuestiones de salud éste es el componente que más preocupa a los expertos.

Tanto el sodio como el cloruro son los electrolitos más abundantes en el cuerpo humano.

Sus átomos con carga eléctrica actúan sobre el sistema nervioso y la musculatura.

También regulan tanto el volumen como la presión de la sangre.

La clave está en evitar los excesos

El problema radica, como casi siempre en la nutrición, en los excesos

El sodio ayuda también a la absorción de la vitamina C y la conduce al cerebro y los huesos.

Mientras el cloruro produce ácido clorhídrico, que es esencial en la digestión y a la absorción de nutrientes.

Lo más apropiado para mantenerse sano es consumir una cantidad moderada.

Moderada quiere decir que no supere los 3,75 gramos diarios.

Eso equivale a 1.500 miligramos de sodio recomendados por las autoridades.

Y en ningún caso se debería exceder los 6 gr y 2.300 mg.

Sin embargo, se calcula que la media de lo que se ingiere realmente es unos 8,9 gr.

La mayor parte de estos 8.5 g, más del 60%, procedentes de alimentos procesados.

Muchos alimentos contienen sal

Muchos alimentos tienen sal de forma natural.

A otros se le añaden al prepararlos en casa.

Lo que realmente convierte el consumo de sal en un posible problema es que se ingiere sin saber en qué cantidad.

Ello se debe a que no somos conscientes de la cantidad de alimentos que la contienen, ya sea para añadir sabor, para disimular otros o por su poder conservante.

Cuando alguien inicia una dieta baja en sal o sin ella, debería abstenerse del consumo de alimentos procesados, ya que, como hemos comentado, son los que más sodio aportan al organismo.

Una dieta así obliga a comer platos preparados en casa y mayores cantidades de frutas, verduras y legumbres.

Hay que tener en cuenta que hacer ejercicio y comer con moderación reduce las probabilidades de contraer dolencias relacionadas con consumir cloruro de sodio.

El dolor en los huesos puede indicar deficiencia de calcio

Cuando se consume demasiada sal tus riñones tienen que esforzarse para deshacerse de ella.

Esto da como resultado que en ocasiones puede provocar pérdida de calcio.

Esta pérdida de calcio puede afectar severamente a los huesos, sobre todo en la cadera o las rodillas.

Entonces, hay que prestar atención al dolor de huesos.

Tener en cuenta si duelen de forma ocasional y sin alguna causa en específico.

Un factor de bastante importancia para cuidar nuestros huesos es disminuir el sodio de la dieta.

Pérdida de calcio por la orina y riesgo de osteoporosis

Si ingerimos mucha sal, eliminamos más calcio por la orina.

Cuanto más calcio excretemos, menos cantidad llegará al organismo para reconstruir las células óseas.

Ya que el calcio es importante para la fortaleza de los huesos, demasiada sal puede provocar un debilitamiento de los huesos que degenerará en osteoporosis.

En el caso de las mujeres posmenopáusicas, ellas tienen un mayor riesgo de sufrir osteoporosis como producto de la disminución de estrógeno que experimentan.

Los estrógenos normalmente protegen la densidad ósea.

Asimismo, una presión arterial alta causada por una dieta rica en sal también puede aumentar el riesgo de osteoporosis al aumentar la velocidad a la que se pierde calcio de los huesos.

Dos estudios científicos probados en animales y realizados en España, demuestran que una concentración elevada de sal favorece el desarrollo de enfermedades como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide.

Ante este escenario, a una dieta baja en sodio, se suma la posibilidad de aumentar la ingesta de calcio para proteger nuestros huesos.

Con una ingesta adecuada de calcio no habría problema en cuanto a la sal

Un estudio mostró que, con ingestas de calcio conforme a los niveles recomendados actualmente o por encima de ellos, no hay ningún efecto perjudicial sobre la economía de los huesos o del calcio a causa del consumo de sal

Esto se debe a que los aumentos adaptativos de la absorción de calcio compensan el aumento de la pérdida urinaria.

Es posible que esta compensación sea incompleta si existen ingestas bajas de calcio.

Hay datos probatorios que sugieren efectos equivalentes de conservación ósea por la restricción de sal o el aumento de la ingesta de calcio.

De esto se deduce que la mejor estrategia para proteger el esqueleto consiste en garantizar una ingesta suficiente de calcio y potasio.

Reducir el consumo de sal

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no sobrepasar la barrera de los 5 gramos diarios de sal si se tiene un buen estado de salud.

Cinco gramos de sal es la medida de una cucharita de café.

En caso de padecer tensión arterial alta, o riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y cardiopatía coronaria debe reducirse por debajo de los 2 gramos por día.

Las personas con osteoporosis o con riesgo de padecerla deben de mantener su ingesta de sal por debajo del máximo recomendado de 5 gramos al día.

Esto es posible de lograr mediante cambios simples, como consumir menos alimentos procesados y revisar las etiquetas de los productos antes de comprarlos.

Consumir productos lácteos bajos en sal, como la leche, también ayudará a mantener la masa ósea.

A ello se le puede sumar un aumento de vitamina D, zinc y cobre.

No sólo los huesos son afectados por el exceso de sal

El sodio presente en la sal regula la cantidad de líquidos de nuestro cuerpo.

A la vez coopera en la transmisión de impulsos nerviosos.

Pero, su exceso puede causarnos problemas para nuestra salud.

Dos estudios realizados en animales, demuestran que una concentración elevada de sal favorece el desarrollo de enfermedades como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide.

Conclusión

El consumo excesivo de sal provoca que el organismo excrete mayores cantidades de calcio en la orina.

Si la pérdida de calcio es importante, se debilitarán los huesos llegando a presentar osteoporosis.

Una manera de evitar esta situación es incrementar significativamente la ingesta de calcio para compensar lo que se pierde.

Sin embargo, lo más sensato es reducir la cantidad de sal que se ingiere para evitar el daño a los huesos y otros trastornos importantes.

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